♪Let me take you down,cos' I'm going to Strawberry Fields...Nothing is real...And nothing to get hung about...Strawberry Fields Forever♫

domingo, 25 de diciembre de 2011

Anexo del fanfic "Cioccolato"

Antes de nada: ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS! XD
La verdad es que quería publicar muchas cosas antes de colgar este artículo, y también quería reformar la cabecera del blog, pero la organización no es mi fuerte precisamente y al final he acabado subiendo esto antes que nada.
En fin, tal y como dije en el fanfic, he hecho dos dibujillos extra de Antonio y Lovino tal y como los describo en la historia para daros las gracias a todos aquellos que la habéis leído. Los he hecho con mi tableta gráfica mediante el programa "Corel Esentials 3", que todavía no manejo muy bien debido a mis escasos conocimientos sobre Photoshop y técnicas de coloreado en general. De estas últimas, me decanté por la acuarela porque es la única de que tengo un cierto dominio en la vida real y da un efecto muy suavecito; es difícil de manejar de cojones, pero queda bonito. ^^
(Nota al margen: el de Antonio lo subí el 25, y a Lovi le subo hoy, porque ayer no me dio tiempo a acabarlo...Quien haya visto esta página el 25 sabrá a qué me refiero :P)
Aquí los tenéis:

Antonio

Ay, Antoñito >W< Para colorear su abrigo intenté inspirarme en una imagen de los créditos del primer ending de Sekaiichi Hatsukoi, pero no me sirvió de mucho XD Quería hacerlos a ambos con un abrigo largo, y a él le tocó ser el primero en ser coloreado. Los dibujos los hice antes de terminar de escribir el fanfic, y la descripción de la bolsa la hice a partir de este dibujo. El lazo se lo hice como la bandera italiana porque me apeteció, por nada más, y por Lovi, por supuesto :P Para ser sincera, creo que Antonio me ha quedado bastante mal, el del anime tiene la parte de atrás del pelo como "con volumen" y es más corpulento... Disculpadme, tanto mi habilidad para dibujar personajes de series y mis recursos son limitados ;A;

Lovino


 Loviiiii :D Wiii! Tan mono él...Pero la verdad es que me ha salido fatal T.T
Creí que me saldría mejor que Antonio porque lo coloreé después y así ha sido en algunos aspectos (los brillitos del pelo los he hecho como los del anime y el fondo está un poco más logrado). Sin embargo, como está más lejos que Antonio, se le ve larguirucho y eso no me gusta DX Los problemas me surgieron ya desde el principio, cuando me di cuenta de que se me había olvidado pasar el dibujo a lápiz por la herramienta de autocorreción para que se viera con más nitidez. Lovino en el anime tiene el pelo de un tono rojizo, pero cuando se lo puse parecía directamente pelirrojo y al final opté por ponerle un tono más oscuro ><U Encima me hice un lío con la superposición de capas y el rulito apenas se ve D: En fin...Parece que al final no pudo resistirse a abrir la bolsa XD Entre sus brazos hay flotando un polvorón, por si alguien se lo pregunta.
Pues eso, que a pesar de que no estén lo que se dice demasiado logrados, espero que os haya gustado al menos un poco estos dos dibujitos tan tontos :3 Y os agradecería de verdad que me dejaseis un review, no cuesta nada y es fácil e indoloro XD
Y de nuevo, ¡Que paséis una feliz navidad!
PhoebeJunko~

martes, 13 de diciembre de 2011

Final del trayecto

-¿Se lo ha pasado bien en el transcurso de este recorrido? ¿Ha disfrutado de las vistas, señorita?
-Pues sí, claro.
-No la veo muy convencida, y lo cierto es que su ticket de embarque apenas parece auténtico, pero todos tienen derecho a montar.
-Muy cierto. Aunque algunos se los saltan a la torera, y otros ni son capaces de llegar. Y otros los gozan, otros los sufren, a otros les irritan...
-Cuánta razón tiene usted, señorita. ¿Sabe? Es muy interesante eso que ha dicho. Si no hubiese hablado tan poco, le habría dado conversación durante todo el viaje.
-¿Sí? Es una lástima.
-En fin, no nos demoremos. Hasta pronto, señorita, y vuelva cuando quiera.
-Es una broma, ¿verdad?
-Claro que sí. Adiós, suerte en la próxima.
-Adiós...

lunes, 12 de diciembre de 2011

Quince


Esto lo escribí a veinte días del 14 de Diciembre, primero en el metro y luego en la cama antes de irme a dormir. Espero que me entendáis.

Faltan veinte días.
Recuerdo que al principio del todo me costaba asumirlo, o simplemente se me olvidaba en cuanto la gente me preguntaba cuántos años tenía.
También recuerdo que el día que los cumplí me parecieron una maldición, la entrada a algo para lo que no estaba preparada ni tenía ganas. Pero en el fondo me daba igual, porque era como si no estuviesen y no los consideraba míos.
Sin embargo, con el tiempo empecé a cogerles cariño, e incluso llegué a sentirme orgullosa por poder contestar con aquella cifra cuando me preguntaban por mi edad. Me gustaba el sonido del número, y todas las maneras de las que podía interpretarse. Bastante pequeña en comparación con unos. Demasiado mayor en comparación con otros. No recuerdo haber conocido a nadie que acertase a la primera con ellos, pero sí a muchos que pensaban que no los aparentaba.
Y ahora, siento que ya no están hechos para mí. Se me están desprendiendo, como una muda de piel que ya es demasiado vieja. Son una parada que he de dejar atrás, y a la que recordaré con nostalgia mientras sigo adelante sabiendo que ya nunca más podré regresar a ella.
Hay gente que ya se encuentra en una edad a la que se asisten a más entierros que nacimientos. Yo todavía me encuentro afortunadamente lejos de ella, pero tengo la sensación de que me ocurre algo parecido, aunque no sea en absoluto equiparable. A lo largo de este año he visto a mucha gente perderlos, despedirse de ellos y decirles hola a los dieciséis. Algunos con satisfacción, otros con resignación. Y también tengo muy claro que perteneceré a los segundos.
He descubierto que no me gusta crecer. De hecho,ahora detesto crecer. Hay ratos en los que pienso en ello y me regodeo con la idea. Pero rápidamente vuelvo a mi opinión inicial y me hundo en la frustación. Porque aún soy como una niña, y cumplir años es equivalente a que te quiten ese juguete que tanto te apoya en tu día a día de la infancia y hace que todos comenten lo adorable que eres.
Pero, a pesar de todo, no he de sentirme mal. Ni triste, ni apenada, ni afectada. He de sentirme feliz.
Fueron una piel aceptable, con las escamas quebradizas en algunos puntos y un color un tanto soso, pero así la próxima saldrá mejor. Seré una serpiente débil y vulnerable hasta entonces, con la piel sensible y blandita, pero valdrá la pena esperar. Y, de las paradas de tren que he recorrido hasta ahora, me ha resultado una de las más interesantes y peculiares. El trayecto se me ha hecho interminable, pero al final no lo era, y ya casi ha llegado a su fin. Debería haber disfrutado un poco más con las vistas, y haberme sentido agradecida por las condiciones del vagón; ahora me arrepiento profundamente de no haberlo hecho. En este próximo recorrido procuraré ir todo el rato con la nariz pegada a la ventana, y no despegaré los ojos del cristal.
Sigue gustándome su sonido.
Quince, quince, quince.
Es inútil que trate de retenerlos. Se me escurren entre los dedos como la arena de un reloj. Y no los dejaré marchar, ellos se irán lo quiera o no. Así que debo aceptarlo, no hay más remedio. Si se cumplen unos años, significa que has cumplido todos los anteriores. Si se llega a una edad, significa que has atravesado todas las demás. Si mueres, es que has vivido.
Me imaginaré los dieciséis como una tela carente de costuras, un traje que tengo que confeccionar a mi medida. Le zurciré el cuello, le abullonaré las mangas, le coseré los bajos, lo remataré con ribetes, le daré pespuntes, y si no me gusta (cosa probable, porque tal como lo he descrito debe de quedar horrible), lo descoseré y volveré a empezar. Cortaré el hilo sobrante, y observaré con ojo crítico cómo me ha quedado.
Tengo todos los materiales que quiera para hacerlo, pero me falta patrón. Habrá que ir improvisando, o irá saliendo sobre la marcha, a veces con sorprendente facilidad, otras con irritante dificultad. Y valdrá la pena.
De momento no hay nada planificado ni predeterminado, sólo ideas vagas. ¿Cómo quedará?
Quién sabe.
Lo único seguro es que, cuando llegue el momento, me encontraré impaciente por empezar.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Tres cosas que decir

Tengo tres cosas que decir:
-Una: soy una persona de lo más despreciable por no saber mantenerme en marcha.
-Dos: no saber mantenerse en marcha, y más haciendo lo que te gusta, es equivamente a no saber vivir. Así que voy a hacer que eso cambie. Ya.
-Tercera: intentaré que esta desidia que me ha estado carcomiendo tantos meses desaparezca de una vez de mi vida (y si no quiere, la echaré a patadas) y trataré de emplearla como lección acerca del tiempo, que es lo más fácil de perder y lo que nunca puedes recuperar.
Un saludo a todos los que de vez en cuando se pasan por aquí a comprobar que sigo viva.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Error

¿De verdad crees que hiciste bien?
Evidentemente no, lo veo en tus ojos llenos de ira.
Es curioso cómo la alegría puede transformarse en envidia
Y el afecto más sincero en el odio más candente.
Tus sentimientos te recorren y abrasan tu interior, recorriéndote como un león en llamas.
El más fuerte de ellos es el arrepentimiento
por haber cometido ese estúpido error,
una mala acción contra ti misma.
Porque realmente no te importaría en absoluto que le pasase algo malo
a esa persona en la que piensas todo el rato y hacia la que proyectas tus malos sentimientos.
A primera vista podría parecer un reflejo de ti misma
pero pasaste por alto un pequeño detalle: para los ojos de los demás resulta mejor.
Sus adentros son mucho más pobres que los tuyos,
pero su exterior es más dulce y atrayente y eso es lo que cuenta, ¿o no?
Permitiste que la mitad alternativa pasase a convertirse en una igual
y como no lo impediste, ahora asume tu papel con un mohín encantador.
¿Qué pensaste que todo esto te iba a reportar?
Tal vez muchas cosas, pero desde luego no felicidad.
Sin embargo, yo te recomiendo que lo dejes pasar: lo hecho hecho está
y tanto tu cuerpo como tu alma ya están demasiado llenos de ira
como para conseguir volver al tranquilo equilibrio inicial.
Pero no los ates con cadenas.
Tampoco puedes poner ninguna trampa que les impida liberarse.

Escrito hacia la medianoche del martes 13, después de darle muchas vueltas, y con un bolígrafo de tinta rosa chillona.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Colegio.

Lo echo tanto de menos.
Echo de menos la clase, y los pupitres que solía pintarrajear, y la pizarra que solía ensuciar por la mañana al venir de la biblioteca, y asomarme por la ventana y ver la calle. A veces estaba atestada de coches y gente apelotonada en las aceras, otras totalmente vacía.
Echo de menos las escaleras de mármol que tantas veces bajé y subí con desgana, y el trozo de tierra que solía mirar al bajar por la rampa hasta el patio, y el patio mismo, enorme y gris, dividido en dos por una alambrada que empezaron siendo dos puertas en medio de la nada, y luego vinieron los tejadillos, y los refuerzos de hierro verde en todos los tramos por los que había que andar.
Echo de menos esperar para entrar en el comedor, y coger una hoja y olerla y perfumarme las manos con ella, y también arrancar trozos de lavanda en verano, y ver cómo los bultitos verdes de las plantas se convertían en flores.
Echo de menos los días lluviosos en los que todo olía a tierra mojada, y terminar de comer y sentir a veces aprensión en el estómago porque hay que volver al patio a mojarse sólo porque se supone que un tejado de tres metros de alto protege de la lluvia. Ver la arena de los pequeños empapada en las épocas frías e irradiando calor en verano.
Echo de menos esas instalaciones bienintencionadas que me parecían ridículas, y pensar "qué mal se gastan los organizadores de este colegio el presupuesto", y luego disculparme interiormente por meterme donde no me llaman.
Las clases interminables y los recreos gorroneando comida mientras me relajaba o alteraba escuchando tonterías. El roce áspero del suelo del patio, y sacudirme el polvillo que se me adhería a los calcetines y al trasero. Arremangarme la falda del uniforme y disimularlo con el jersey en verano, cuando hacía demasiado calor como para llevar el polo metido por dentro. Escuchar las reprimendas por raspar los zapatos y darles betún una y otra vez.
Agobiarme por los exámenes y encontrar el hecho de hacer chuletas como única escapatoria posible, y el orgullo de saber pasar desapercibida cuando copiaba y la culpabilidad por no jugar limpio.
Llegar a casa por las tardes y merendar galletas con leche viendo la tele o leyendo. Dormirme mientras pienso lo lenta o rápida que se puede pasar a veces la semana.
Levantarme por la mañana, y vuelta a empezar.
Quedarme esperando al inicio de las clases en la biblioteca mirando los dibujos de sus paredes, y viendo de reojo su escaso inventario antes de subir al aula. Ver cómo la clase se va llenando poco a poco... Y de nuevo la rutina de siempre, una y otra vez, una y otra vez.
Hay cosas a las que no cogí mucho cariño, pero que recuerdo igual. El patio de los de primaria, pequeño como él solo, y ver el antiguo comedor antes de llegar a la sala de usos múltiples, y que luego ya no tuviésemos que bajar a ésta porque en la clase nos instalaron un proyector. Los baños que poblaban las esquinas de cada planta y que nunca estaban abiertos. Las salas de arriba, unas llenas de ordenadores birriosos o nuevos, otras haciendo la función de almacén, y a veces visitar la de física.
Y no sé... Estar ahí cada día, durante cuatro cursos enteros, nueve meses de cada año.
La piedra no recuerda, pero las personas que la han visto, la han tocado, la han sentido, han pasado por ella, sí.
Echo de menos mi colegio.
Y mañana empiezo bachillerato en un nuevo instituto.

lunes, 29 de agosto de 2011

Super 8

Hace aproximadamente unos veinte minutos que acabo de ver la película, así que creo que es un buen momento para escribir una crítica.



Sinopsis:

La acción transurre en Ohio (Estados Unidos) en 1979. Cuatro meses después de perder a su madre por culpa de un accidente en la fábrica donde trabajaba, Joe se encuentra en una estación de tren rodando una película de zombies con sus amigos. Mientras se encuentra ayudando a grabar una escena, ve cómo un coche circula por los raíles y se estrella contra el tren en marcha; ambos vehículos estallan y los chicos corren a refugiarse. Consiguen salir ilesos y ver el contenido de los vagones: unos extraños cubos cuadrados de algo que se parece al metal. También ven a una terrorífica criatura que sale del vagón y se pierde en la distancia. Al acercarse a ver al conductor del coche descubren a su profesor de ciencias, quien, todavía vivo, amenaza con dispararles si no se van. Los niños se apresuran a huír a toda prisa en coche, consiguiendo escabullirse de las fuerzas aéreas, que se habían acercado a la zona para investigar el origen del súbito incendio.
A partir de entonces el pueblo de Joe y sus amigos se ve rodeado por las fuerzas militares, que empiezan a vigilar la zona y a buscar algo que se niegan a revelar al resto de los policías. Al mismo tiempo empiezan a sucederse una serie de fenómenos extraños: los perros se pierden para reaparecer algún tiempo después en estados diferentes del que habían partido, como si quisieran huir de él; las luces del pueblo empiezan a fallar constantemente, desembocando en apagones; y algunas personas desaparecen por la noche sin dejar rastro. Cuando entre ellas pasa a figurar Alice, una amiga de Joe, éste y sus amigos harán todo lo posible por encontrarla; todo parece tener relación con el entraño ente que vieron salir del vagón...

Valoración personal:

Tal vez la característica más destacable de esta película sea que uno de sus productores es Steven Spielberg(puede parecer que es el director, pero no: tanto el mérito del guión como la dirección de la película le corresponden a J.J.Abrams). Es evidente que al reparar en dicho nombre un montón de gente haya acudido a verla teniendo la seguridad de que va a encontrarse con una buena película. Y en mi opinión, así es: una ambientación interesante, una trama equilibrada y unos efectos especiales impecables que hace que se la pueda calificar de original, algo muy loable teniendo en cuenta que últimamente parece que ya está todo inventado.
Admito que a mí lo que más me ha llamado la atención y me ha gustado ha sido la estética, ya que me encanta el estilo de vestir y de decoración que había en aquella época (sobretodo el estadounidense), aunque tal vez esto contribuye a que sea una de esas películas en las que no te quedas con el nombre de ningún personaje y los nombras por sus características principales o su modo de ser: en este caso para mí han sido "el protagonista", "el gordo", "el de los brackets", "el de las gafas", "el moreno" y "la chica". Aprovecho la ocasión para decir que el chico "de los brackets" es interpretado por Ryan Lee y en el film se llama Cary (aunque como los dobladores no pronunciaban muy bien me pasé toda la película pensando que se llamaba Eric y no me di cuenta de mi error hasta que aparecieron los nombres en los créditos), y, en mi opinión, es una versión en persona real de Chester el de "Los Padrinos Mágicos". Vale, tal vez Cary tenga el pelo más largo, pero eso no quita que sea clavadito incluso en vestuario.


Fijaos en esta imagen que me encontré por Google buscando "super 8 Cary", hecha por alguien que seguramente pensaba lo mismo que yo:

Es exactamente igual...
Bueno, aparte de Cary, sí que hay otro personaje cuyo nombre recuerdo (como para no hacerlo con la cantidad de veces que lo repite todo el mundo): Alice. No sé si su filtreo con Joe y su posterior captura por parte del alienígena forman parte del típico cliché que suelen sufrir todas las chicas de las películas de este tipo, pero, a diferencia de otras veces, no me ha disgustado. La actriz que la interpreta es muy buena, y su relación con Joe muy tierna. Uno de los puntos más entrañables de la película.




miércoles, 24 de agosto de 2011

Vacaciones en Roma

Hace tiempo leí en un wordpress que no merecía la pena disculparse por estar mucho tiempo sin publicar una entrada, ya que "no se trata de fingir que estamos en un sitio web importante y no un blog cutre", o algo parecido. Pero yo creo que no es así, me gusta publicar entradas y contar tonterías a gente que tal vez las lee, o tal vez no...
¡En fin...! Esta entrada es para contaros dónde he estado los primeros días de agosto y, tal como el título indica, pues en Italia, concretamente en Roma. (También es obvio que hace referencia a la famosa película de "Vacaciones en Roma", aunque eso no venga a cuento).
Qué puedo decir de Roma. Si hubiese una palabra que significase "apabullante", "preciosa" y "fantástica" a la vez, la usaría para describirla. (Quién sabe, quizá la haya. Pero si es así, yo no la conozco XP).
Obviamente, hice fotos, un montón de fotos. Bueno...Nada más llegar la cámara se nos perdió (vale, se me perdió) en el avión, y tuvimos que sustituirla por una Kodak que resultó tener una especie de virus en la tarjeta de memoria que "borraba" las fotos (lo único que dejaba de ellas era un fondo negro), con lo que encima también tuvimos que comprar una tarjeta nueva. No dejo de lamentarme por la pérdida de las fotos de la primera tarjeta, pero al menos todavía conservo las de la segunda.
No hice fotos sólo de monumentos. Toda cosa/ animal/ persona que me pareció interesante también fue fotografiado sin miramientos. En esta entrada las iré colgando todas, en cuanto las haya subido por completo al portátil.
Empecemos con el Vaticano:

Un primer plano del Vaticano. Qué predecible, ¿no? XD Aunque en esta foto no lo parezca había un montón de gente esperando para entrar...Y un montón de chicas/mujeres/señoras cubriéndose las piernas y los hombros para que las dejasen pasar. Patético por parte del Vaticano tener esa "medida de seguridad". Lo más "gracioso" es que en los sitios donde controlan el largo de las faldas y esas cosas siempre hay tíos juzgando. ¿Es que no tienen nada mejor que hacer que mirarles las piernas a sus congéneres femeninas? Se ve que no. ¬¬ (A mí me dejaron pasar con un vestido negro hasta la rodilla, y creo que sólo porque estaban demasiado ocupados discutiendo sobre si el largo de la falda de la señora que iba delante mía era decente).

He aquí la mejor imagen que pude conseguir de "La pietà", de Miguel Ángel. Según leí en una guía, antes estaba muy a la mano, hasta que un desequilibrado la golpeó y la rompió. Desde entonces la tienen detrás de un cristal y apenas se la puede apreciar nada. Es una verdadera lástima.

Uno de los guardias que había a la salida, vestido con el típico uniforme que alguien diseñó en la Edad Media o por ahí y que no se ha cambiado desde entonces. A mí me recuerda mucho a un disfraz, la verdad...Por otra parte, fijaos en lo serio que está el hombre. ¿Quién dijo que sólo eran los guardias ingleses los que permanecían impertérritos todo el rato?
Bueno...De momento, sólo eso. Iré actualizando según me dé.

lunes, 18 de julio de 2011

Harry Potter y las Reliquias de la Muerte 2ª parte


Hace ya varios años, en 1997, J.K. Rowling consiguió que le editaran el inicio de una saga que ha conquistado a varios millones de lectores por todo el mundo (haciendo forrarse a su autora con cada nuevo libro, cómo no decirlo) y que ha constado en total de siete novelas que posteriormente han sido adaptadas a película. El pasado viernes 15, la última de ellas, Harry Potter y las Reliquias de la Muerte 2ª parte, fue estrenada en el cine y puso punto final a la serie tanto en libros como a filmes se refiere, ya que éstos primeros fueron terminados bastante antes de la finalización de los segundos. Sin embargo, mucha gente dice que no le ha causado la misma impresión que la novela en la que está basada. Conviene hacer una crítica, pues.

Para empezar, la película arranca desde donde terminó la 1ª parte: con Voldemort apoderándose de la Varita de Saúco y lanzando un relámpago al cielo con ella. Nada indica que el ritmo vaya a variar con respecto a la anterior. Sin embargo, nos percatamos de este error cuando, ya en el cine y con la caja de palomitas en la mano, desviamos nuestros pensamientos para cavilar sobre nuestros asuntos personales, como tener que ir a hacer la compra o sacar a pasear después al perro, y al devolver nuestra atención a la gran pantalla, nos damos cuenta de que nos hemos perdido por completo. Es la octava y última película, y como tal, se han asegurado de hacerla de un modo que requiera por completo la atención del espectador y que no permita distraerse ni un segundo. Ay de ti como tengas que ir al baño...
Una de las cosas que incitan a atender todo el rato es el ritmo vertiginoso que siguen los acontecimientos: si bien se muestran escenas que no aparecen en el libro y que contribuyen a dotar a la cinta de una increíble animación visual, también se echan en falta ciertos planos que debieron considerarse innecesarios en su momento y que fueron suprimidos, pero que no hubiera estado de más haber conservado. Mientras que la primera parte demostraba estar más dirigida a los lectores que a los espectadores por la aparición repentina de hechos y personajes que estaban presentes en los libros y que se había optado por no mostrar en las películas hasta entonces (la aparición de Dobby desde la segunda película, el casamiento de Bill, uno de los hermanos mayores de Ron, con Fleur Delacour, una de las participantes del torneo del Cáliz de Fuego, así como el matrimonio de Lupin y Tonks), en la segunda parte esto sigue en cierto modo vigente, pero por la falta de explicaciones y el racionamiento de diálogos; es como si se diese todo por sabido. No obstante, eso no impide que la película esté a la altura de sus antecesoras, y compensa la recreación que mostró la anterior por los paisajes y la quietud en la mayoría de las escenas sustituyéndola por encarnizadas batallas y unos espectaculares efectos especiales.
Por otro lado, las incógnitas que se han mantenido a lo largo de toda la saga se desvelan por fin, y aunque apenas hay tiempo de pararse a pensar en ellas mientras se está viendo la película a causa de la concentración para no perder el hilo, cuando se hacen presentes van acompañadas de todo el impacto y la fuerza que cabría esperar. Como por ejemplo, la revelación del lado del que está Snape, cuya escena dejará boquiabierto a más de uno.


Cabe destacar también la magnífica capacidad de interpretación que los actores demuestran a lo largo del filme. Sin ir más lejos, el talento que denota Helena Bonham Carter (en el papel de Bellatrix Lestrange) al tener que hacerse pasar por otra persona completamente opuesta a ella en lo que personalidad y comportamiento se refiere (y que no voy a nombrar directamente por no hacer más spoiler), consiguiendo una actitud inocente que ni el maquillaje mortecino ni los pelos de loca logran desmentir. También Matthew Lewis (Neville Longbottom) juega un papel inusitadamente importante al ser uno de los factores decisivos que impulsan a los alumnos de Hogwarts a rebelarse y seguir adelante con su lucha contra el mal.



Tal vez lo que más flojee en este punto son las escenas románticas, cuyos besos dejan bastante que desear teniendo en cuenta las circunstancias en las que se desarrollan.
Y, ante todo, a pesar de las pocas palabras y las prisas por matarse entre magos blancos y mortífagos, toda la película despide un mismo componente: esa melancolía de que no habrá más entregas de Harry Potter, de que ese mundo de magia ha terminado, de que todo lo que queda reducido a escombros en la cinta también lo hace en cierto modo en la realidad: el encanto de las varitas, las escobas que sobrevuelan el campo de quidditch, Hogwarts y sus cientos de misterios...
Así finaliza la heptalogía de magia que ha cautivado a más de medio mundo y nos ha tenido en vilo tanto tiempo.
Adiós, Harry.

domingo, 17 de julio de 2011

Realidad


Os miro y me pregunto...
¿De verdad sois felices?
¿De verdad estáis siempre tan guapas y fantásticas?
¿De verdad lo afrontáis siempre todo con una sonrisa?
¿De verdad vivís en un mundo rosa lleno de cosas bonitas?
¿De verdad todo está hecho a vuestra medida?
¿De verdad es para vosotras todo perfecto?
¿De verdad creéis que todo esto durará para siempre?
No hay evidencias ni negaciones. Es un sitio cálido y acogedor, donde os crearon, os educaron, os enseñaron a desenvolveros y donde vivís para nosotros. Porque sabéis que nos gusta veros así.
Creo que es sólo una faceta de vosotras. Porque es imposible llegar a conocer de verdad a una persona tan sólo con verla a través de videoclips y entrevistas, por mucho que se diga. Porque mostrar vuestro lado malo no sería bueno para nadie.
Si tienes un talento, lo mejor que puedes hacer es sacarlo fuera y enseñarlo, hacer que los demás se sientan parte de él. Vosotras lo habéis hecho.
Y, al mostrarnos vuestras cosas buenas y compartirlas con nosotros, nos alegráis y hacéis felices. Conseguís sacarnos una sonrisa.
 Nos ayudáis a creer, por un maravilloso momento, que todo puede ser bonito y como nosotros queramos. Porque, en cierto modo, puede ser así realmente. Tal vez, no a vuestra manera, pero si nos esforzamos y luchamos, acabaremos consiguiendo nuestro propio mundo perfecto.
Para mí, eso es mucho más loable y valioso que tratar de familiarizaros de verdad con nosotros y desmentir esa ilusión ideal.
Y ése es el mayor motivo por el que os admiro.

domingo, 26 de junio de 2011

Anexo del fanfic de Kid y Maka

Aviso:Este artículo está hecho para mis seguidores de Fanfiction, así que si no lo sois es posible que no comprendáis nada de esta entrada.

Bueno, si estáis leyendo esto es porque, o bien ya eres seguidor de mi blog, o bien has leído mi fanfic de Kid y Maka y has accedido al enlace que ponía al final para ver los dibujos prometidos y las aclaraciones del fanfic. ¡Bien, vamos allá! ^^
El primer dibujo es sobre el vestido que llevaba Maka para ir a la mansión del hijo del Shinigami, concretamente en el momento en el que Patty la deja sola y tiene que apañárselas por su cuenta. En un principio lo iba a hacer de color "granate vino", pero aunque ése sea el espirítu de la serie me parecía muy tétrico y decidí describirlo blanco. Para hacer el dibujo me basé en un fotograma de un capítulo del anime en el que Maka se mete en la mente de Soul. (¿Os suena?) Lo hubiera hecho a mano alzada, pero quería practicar con la herramienta de calco de mi tableta gráfica y decidí hacerlo así.
Aquí está:

Para hacer el fondo me he basado en el recibidor de la mansión que sale en el manga (el del anime ya no lo recuerdo), y evidentemente, lo he hecho simétrico (tanto como me lo ha permitido mi habilidad de principiante con el programa Corel Painter Essentials 4). XD
Sin embargo, al final opté por hacer también una versión a mano, pero esta vez basándome en cuando Maka mira el plato y se pone a pensar en sus cosas:

Describí y dibujé el vestido teniendo el mente la película "Carrie", basada en el libro del famoso autor Stephen King. Trata sobre una chica llamada Carrie que posee poderes paranormales y una madre que está chiflada y es una fanática, por lo que le cuesta mucho adaptarse a su instituto. Unos compañeros se deciden a ayudarla y la invitan al baile de fin de curso. Carrie no es muy dada a comprarse ropa, por lo que se hace el vestido ella misma.
No he conseguido ninguna imagen del vestido de cuerpo entero, pero aquí pongo a Carrie cosiéndolo:


El segundo dibujo es un esbozo rápido que hice con un simple boli negro de Liz y Patty vestidas como sirvientas con los platos de la cena. No es gran cosa y no se parecen demasiado a las del anime ni en apariencia ni en personalidad, pero espero que os guste:


Creo que Liz no me ha quedado tan mal, pero a Patty debería haberle dibujado una sonrisa más de tontita, pega más con su forma de ser...
La verdad es que en la continuación del manga de Soul Eater Liz y Patty sustituyen sus uniformes de vaqueras por unos de sirvientas, así que la idea de vestirlas de ese modo en el fic tampoco es tan original después de todo.


Respecto a la vichysoisse, la comida que les sirven aMaka y Kid, es una sopa de puerros que suele comerse fría y que está hecha de puerros (obvio xD), de queso y algunas otras verduras.(vale, el queso no es una verdura, pero se sobreentiende). No suele llevar pesto, pero a mí me apetecía ponérselo. La verdad, odio el pesto.

Bueno, y nada más. ¡Nos vemos en fanfiction! :D
PhoebeJunko~

sábado, 25 de junio de 2011

Fanfiction (2)

Hace ya bastante tiempo, publiqué una entrada en la que decía que iba a empezar a utilizar el blog para colgar coas de fanfiction, y esa era mi intención, pero entre unas cosas y otra, al final no lo he hecho.
Hay gente que utiliza sus blogs para colgar avances de sus fics; yo voy a utilizar el mío para colgar extras. ¿De qué sirve un avance de una historia si no puedes leerla entera? Sólo te pica más la curiosidad y te hace sufrir...
Ahora mismo, justo después de esta entrada, publicaré un anexo de Soul Eater sobre un KidxMaka. Espero que os guste.
Un saludo a todos.

¡Pósters de Soul Eater!*u*

Nota: esta entrada fue escrita originalmete el 10/06/11, de ahí que describa cosas relacionadas con mis estudios cuando ahora es verano.
Bueno...Finalmente terminé de ordenar mi cuarto,y de exámenes todavía sigo, pero es fin de semana y me he permitido relajarme un poco.
Para ello, he sacado de su bolsa dos pósters de Soul Eater que me compré hace poco y los he colgado en la parte de arriba de una pared, para que cuando se abra la puerta se sigan viendo a pesar de todo.
Aquí los tenéis:


¡¿No os parecen maravillosos?! *0*
Me los compré en el Otaku Center...Recuerdo que en un inicio había ido allí con unas amigas a "rescatar" unas figuritas que cuando vi la primera vez no quise comprarme...Y al ver los pósters, tampoco quise la segunda. Además, las figuritas estaban basadas en el manga, no en el anime, y el manga...caca. (¬¬) (Al menos al principio; a partir del tomo 6 el dibujo empieza a mejorar. Pero las figuritas estaban basadas en un dibujo del principio del todo que no me gustaba nada, porque parece que Soul le está mirando las bragas a Maka...Así que pasé).
El póster en el que sólo salen Soul, Maka y Blair era el último que quedaba en la tienda, así que me sentí muy afortunada al comprarlo (^^).
No estoy muy segura de que sean oficiales, pero, a juzgar por las letras japonesas del póster de Soul, Maka y Blair, y teniendo en cuenta que estaban en una tienda cuyo inventario proviene básicamente de Japón, yo diría que sí. XD
A pesar de todo, he de admitir que, a la hora de colgarlos, los dichosos pósters me han hecho la vida de cuadritos. (-_-)
La primera vez que los pegué en la pared me quedaron muy bien, Kid hubiera estado orgulloso de mí XD. Pero no debí de ponerles suficiente cinta adhesiva, porque a la mañana siguiente el póster en el que salían todos estaba en el suelo. No le di mayor importancia, lo recogí y lo dejé en mi mesilla de noche para pegarlo al volver del colegio.
Cuando volví a casa por la tarde, el póster de Soul, Maka y Blair estaba tendido en el suelo, a escasos metros de donde había estado su compañero por la mañana. (-_-) Lo cogí también y me dispuse a pegarlo de nuevo, junto con el otro.
Por algún extraño motivo, esta vez no me acababan de cuadrar; así pues, cogí lápiz y regla y medí el espacio que los separaba para que me quedasen perfectamente simétricos. Tras un rato forcejeando y desesperándome, conseguí colgarlos de modo que quedasen mínimamente decentes. Pero entonces-oh, cruel destino-, ambos se despegaron a la vez y cayeron al suelo.
Si hubiera sido Kid me hubiera dado una hemorragia nasal y me hubiera desmayado, pero por suerte para mí, no soy un dibujo manga, sino una persona normal, así que, haciendo acopio de paciencia y aguantándome las ganas de chillar, los rescaté de nuevo y volví a medir la pared.
Nada, que no me quedaban bien. Pegué un grito para desahogarme y opté por colgarlos a la tarde siguiente.
A eso de las siete de la tarde, tras volver de montar en bicicleta, hice un tercer intento y esta vez me quedaron bien...Aunque ahora están separados dos milímetros menos por la parte de abajo de la pared que por la de arriba, pero, ¡¿A quién le importa?! A mí no, desde luego. Así se quedan.

Mi primer fanart

Nota: esta entrada fue escrita originalmente el 6/06/11, de ahí que describa cosas relacionadas con  mis estudios cuando ahora es verano.
En estos días, además de estarme matando a estudiar y procurar que no me aumente la miopía por estar leyendo apuntes y libros de texto todo el rato, también me he estado dedicando a ordenar mi cuarto. El motivo principal de este (insólito) hecho se debe a que mi padre le regaló a mi madre un libro electrónico por su cumpleaños y eso desembocó en que nos pusiéramos todos a organizar las estanterías. A mí me vino bien, deseché mis libros antiguos, coloqué en su lugar los nuevos, y además encontré un montón de cosas entre las montañas de trastos que creía haber perdido para siempre.
Un día, cuando volvía de la calle, entré en mi cuarto y, colgado en la pared, me encontré esto:



Tardé unos segundos en percatarme que este dibujo de Shin Chan lo había hecho yo cuando era pequeña.
Me hizo mucha gracia y más teniendo en cuenta de que ni siquiera guardo recuerdos de la infancia que incumban a esta serie (aparte de que mi madre me decía siempre que no la viera).
Sin duda alguna, este debió de ser mi primer fanart sobre una serie manga, aunque cuando lo hice no tenía siquiera idea de lo que era un "otaku", y Shin Chan tampoco es que siga mucho el patrón de dibujo de las series de dibujos japonesas. Además, "Shinosuke" está mal escrito...
Seguramente, fue mi padre quien colgó mi dibujo allí después de rescatarlo de algún montón de papeles que últimamente pueblan los rincones de nuestra casa. Me alegra que lo hiciera.
El caso es que el dibujo todavía sigue ahí colgado, a la espera de que le asigne un lugar mejor en la inmensidad de las paredes de mi habitación (que, para ser sincera, lleva demasiado tiempo sin nada colgado en ellas).
De momento, yo creo que ahí en medio está bien. Cada vez que lo veo, me hace esbozar una sonrisa nostálgica...

miércoles, 22 de junio de 2011

Música


Le repiquetea en los oídos como cien martillos estroboscópicos, le hace moverse como si toda su energía se le hubiera concentrado en las caderas y los hombros, le hace decir cosas que ni siquiera sabe lo que significan, la envuelve en mil sonidos y le da seguridad.
También le hace imaginarse cosas para ella, esa melodía que parece no ir a cesar nunca, pero sus ideas sobre las diversas historias que podrían significar sus sonidos se le revuelven en la mente y se agitan al ritmo del frenesí que emana desde su reproductor de música hasta sus oídos.
A otra gente la canción podría resultarle insoportable, y ella lo entiende. Por eso la aísla en su interior con sus auriculares de música blancos, y deja que se agite y siga viviendo en su interior moviéndose a su energético compás.
Cuando llega el canon final, alza más la voz y se imagina que es ella la que se ha inventado esa música que debe de haber compartido tanta gente, que debe de haber alegrado el día a tantas personas, que le gusta tanto a ella.
Enmudece junto a la fuente de felicidad cuando ésta cesa.
Y espera a que, en su lista de reproducción, empiece la siguiente.

Escrito escuchando "Gee", de las Girls' Generation.
Imagen superior tomada de un fotograma del videoclip de las Girls' Generation "Snowy Wish".

jueves, 26 de mayo de 2011

Renovando el blog...

En realidad, esta entrada debería haberla publicado antes (concretamente, el martes 24), pero quería colgar primero las otras dos entradas anteriores.
El caso es que he cambiado el diseño y la cabecera del blog, para ponerlo un poco más mono. Es algo que llevaba queriendo hacer desde hace tiempo, y ahora que finalmente he activado mi tableta gráfica es cuando me he decidido a hacerlo.
No sé que puedo decir del diseño antiguo. Para empezar, era la fusión de una imagen que me encontré por casualidad en los resultados de google imágenes y la portada de un videojuego de Death Smiles...

...que, combinados, dieron lugar a esto:


Aquí tenéis dos fotos que le hice al blog cuando todavía tenía el diseño antiguo:

(Nota: en la primera imagen he borrado el título de una pestaña, porque era el nombre de una amiga con la que estaba hablando por chat y quería preservar su intimidad).

Además, mi foto de usuario era una imagen que encontré por casualidad de Haruno Sakura, cuando todavía estaba viendo Naruto:


Aquí está la descripción que tenía puesta en el perfil por aquel entonces:

"Ana de las Tejas Verdes" no es mi nombre de verdad, sino el título de una novela bastante antigua escrita en 1908 por L.M.Montgomery. Por aquella época resultaba inusual,ya que su protagonista era entonces lo que se dice una antiheroína. La leí cuando tenía 8 años y me encantó. Creo que si la volviera a leer hoy en día no la soportaría. Recuerdo que era muy empalagosa. Pero gracias a ella aprendí lo que eran las mangas abullonadas, así que leerla no me vino mal del todo(pero me empanó un poquito el cerebro). Y aparte de eso, no puedo vivir sin dibujar, me gusta el manga(pero no todo, y además lo estoy dejando porque suele ser machista y diferencia mucho las cosas de chicos y de chicas),y los animes que me gustan son Skip Beat y Naruto. Skip Beat tenía 25 capítulos,y Naruto... más de 400 en total. Espero(a diferencia de la gente que conozco que sigue la serie)poder acabarlo.

La imagen que tengo puesta ahora no me gusta mucho, pero ya me la cambiaré. De momento, aquí os la pongo, en versión hecha a mano y con la tableta, para practicar (ya sé que me ha quedado fatal, pero todavía no la manejo muy bien):

Por cierto, la actual está basado en un dibujo que hice hace tiempo y que me gustó mucho, así que decidí reutilizarlo. Me parece un poco pobre, pero cuando maneje mejor la tableta podré mejorarla.
El dibujo original:

Y...Bueno, el fondo ha sido lo que menos me he pensado: hice un punto negro y otro rosa sobre el paint sobre un fondo blanco y lo puse en mosaico. Fin.


 

El maniquí

Aquí está la historia que se me ocurrió a raíz del MV de las Girls' Generation "Gee". Perdonadme por la excesiva longitud del artículo, pero no me funciona la herramienta de salto de línea y no he podido comprimirlo.

El maniquí

Ya eran las diez. Hora de cerrar.
El dependiente se paseó brevemente por el local para asegurarse de que ya no quedaba ningún cliente rezagado y, después de colgar en la puerta el cartel que indicaba que la tienda ya no estaba abierta, cogió los montones de ropa desdeñados que habían quedado a la entrada de los probadores y los fue devolviendo pacientemente a sus respectivos sitios. Cuando todo estuvo organizado de nuevo, se puso la chaqueta, apagó todas las luces a excepción de las de la parte de delante, que quedaban a la vista del público, y cogió las llaves del cajón del mostrador.
Salió de la tienda, y ya había echado el cierre y se disponía a marcharse, cuando algo le llamó la atención.
Allí, bajo los brillantes tubos fluorescentes de neón que alumbraban el escaparate, había cuatro maniquíes femeninos, colocados en diversas posturas.
Lo que le extrañaba no era que hubiese maniquíes (la suya era una tienda de ropa, ¿cómo no iba a haberlos?), sino que hubiese cuatro. Que él recordase, hasta ahora siempre había habido sólo tres. Se aproximó más a la cristalera y escrutó el rostro de la cuarta figura.
Al igual que las otras, tenía aspecto de chica joven de complexión esbelta, con la cara redondita, un corte de pelo actual, las pestañas saturadas de rimel y las mejillas coloreadas suavemente de un rojo artificial. Iba vestida con una camiseta de tirantes rosa vintage, cuyo mensaje escrito en letras color canela quedaba semioculto por numerosos collares de perlas falsas y un gran chaquetón holgado azul eléctrico. Éste era muy amplio, pero no lo suficientemente largo como para disimular la exigua faldita verde manzana de olanes que llevaba debajo. El estrambótico conjunto quedaba rematado por unas medias color amarillo fuerte semitransparentes y unas bailarinas fucsia de charol.
Desde luego, aquel maniquí tenía exactamente la misma estética chillona que la tienda, y además parecía muy trabajado. El corto cabello castaño parecía natural, y entre él asomaban unos pendientes de perlitas mate en tono crema. Incluso le habían hecho la manicura, pintándole las uñas de rosa fresa y adornándoselas con minúsculas mariposas blancas.
De todos modos, por muy bonita que resultase la figura, él no recordaba haberla visto antes. Aquella era la primera vez. Pero entonces, ¿cómo había llegado allí ella solita? ¿Por su propia cuenta?
Reflexionó unos segundos.
“Tal vez la hayan traído mientras yo tenía descanso y estaba comiendo”, pensó al final.
Sí, debía de ser eso.
Sacó las llaves de la cerradura de la puerta y echó a andar, satisfecho por haber resuelto el misterio.
El escaparate quedó desierto y sin nadie que lo contemplase, acompañado únicamente del leve chisporroteo que hacían las luces de neón al variar de tonos.
Y, de pronto, el maniquí nuevo parpadeó.
Repitió el gesto varias veces, guiñando con fuerza para aclarar su visión. A continuación, se frotó los párpados con las manos y se envaró, descolocándose de su incómoda postura original. Meneó un par de veces los brazos y las piernas para desentumecerlos y, girándose hacia atrás, se bajó de la plataforma de un saltito y aterrizó limpiamente en el suelo, para levantar después la cabeza y observar admirada el interior de la tienda, a la vez que se alababa mentalmente a sí misma por haber pasado desapercibida.
Aún no se creía que el dependiente la hubiese confundido con una muñeca de verdad. Era cierto que había exagerado un poco con el maquillaje, y que también se había estado entrenando para aguantar mucho tiempo sin pestañear, pero en el fondo no esperaba llegar a conseguirlo. Además, mientras el chico la observaba, le había empezado a picar horriblemente la nariz, y sus ojos habían amenazado con empezar a lagrimear. Pero al final, todo había salido bien. Y ahora, allí estaba, con toda una noche por delante para probarse cuanta ropa quisiera sin ser molestada por otros clientes que se cruzasen en su camino o consiguiesen coger las prendas antes que ella. La sola idea la hizo estremecerse de emoción.
No obstante, ella no había venido a robar nada; principalmente porque el local tenía instalado un sistema de alarmas de seguridad que saltaba en cuanto se arrancaban las etiquetas o no se habían pasado previamente por el mostrador, y no le apetecía tener que salir corriendo despavorida cargando con montañas de ropa nueva. También podía buscar el aparatito que las desactivaba, pero no tenía ganas.
En cualquier caso, ¿qué más daba eso ahora? Tenía todo el tiempo del mundo para verse con calma hasta el último artículo de aquella tienda y lo iba a disfrutar al máximo. El hecho de hacerlo iluminada únicamente con la luz que provenía del escaparate lo hacía todavía más divertido.
Avanzó con decisión hacia la sección de zapatos, se descalzó rápidamente y empezó a coger pares con tacón para probárselos. Le chiflaban los tacones, aunque aquella noche se había puesto unas bailarinas para no hacer ruido al caminar. En cuanto a cómo salir de la tienda una vez hubiese acabado lo que había venido a hacer, conocía bien el establecimiento y sabía que el dependiente guardaba una copia de las llaves dentro de la figurita de un peluche que había sobre el mostrador, y pensaba usarla para salir. Sería una fashion victim, pero no tonta.
Así se tiró un buen rato, probándose prácticamente todas las existencias de calzado independientemente de cómo fuesen, maravillándose sinceramente con algunas, descartando airadamente otras. Al cabo de una hora, cuando ya no le quedaba ningún calzado por ver, apiló todos los que había dejado por en medio en un enorme montón y los fue devolviendo pacientemente a sus respectivos sitios. Le hubiera gustado clasificarlos por colores, como solía hacer en los estantes bajos de su propio armario, pero no podía dejar ninguna señal de que había estado allí. Sin embargo, escondió los que más le habían gustado en lugares alejados de la vista, para que nadie más que ella supiera dónde estaban y poder conseguirlos con facilidad cuando volviera al día siguiente.
Cuando terminó de ordenar, se volvió a poner sus bailarinas y se levantó alegremente de un saltito, ya que tenía muy claro cuál sería su próximo objetivo: nada más sentir que sus pies volvían a tocar el suelo, se fue derecha a la sección de sombreros y adornos para el pelo. Se paró en medio de los bustos decorados con diversas pelucas y complementos y se mordió el labio inferior, observando con avidez las cosas que exponían. Tras unos frenéticos segundos, su vista se topó con una pamela color rosa chicle, decorada en un extremo por un lazo de gasa amarilla moteada con puntitos blancos. Dejó escapar un gritito y la agarró rápidamente con instinto posesivo, colocándosela en la cabeza. Esbozó una sonrisita al descubrir un espejo detrás de ella, y ajustándosela mejor se dirigió hacia él y empezó a hacer poses coquetas. Suele ser difícil tener pasión por la ropa y no ser un poco vanidosa.
Su euforia probadora se acrecentó al ver un sombrero estilo vaquero magenta de paja sintética atravesada en la parte superior por una pequeña espigo de trigo falsa. Dejó la pamela a un lado y lo cogió alegremente. Se lo puso inclinado hacia un lado, ladeó la cabeza y juntó las manos simulando una pistola, como si fuera la protagonista de una película del Oeste.
Sin duda alguna, aquel sombrero estaba hecho para ella. Le sentaba estupendamente.
Pero tenía el ala demasiado grande. Iba a ser muy difícil esconderlo…
Empezó a pensar en un lugar que no llamase demasiado la atención.
Era difícil, ya que el magenta era un color muy vistoso y resultaba complicado hacerle pasar desapercibido. ¿Y si lo camuflaba llenándolo de accesorios? ¿O metiéndolo debajo de otro sombrero más grande? O tal vez…
-Tienes un gusto horrible.
La sonrisa se le congeló en el rostro y sus dedos se crisparon en torno a los bordes del sombrero. Se quedó petrificada en el sitio, sin atreverse siquiera a respirar.
¿Quién había dicho eso?
¿Había alguien más con ella?
No. No podían haberla pillado. Había estado planeando aquello durante meses. Simplemente, no se lo podía creer. Pero así eran las cosas. Tenía que dar la cara.
Tragó saliva y, armándose de valor, giró la cabeza y miró de soslayo a sus espaldas.
Soltó un respingo de sorpresa.
Porque la que había hablado era un maniquí.
O mejor dicho, otra chica que se había hecho pasar por un maniquí.
Se atrevió a darse la vuelta por completo, sin dejar de aferrar el sombrero vaquero, y la observó con más detenimiento.
Estaba sentada sobre una pequeña banqueta, igual que antes, con las piernas cruzadas y los dedos de las manos entrelazados en torno a la rodilla superior; la única diferencia es que ahora estaba de cara a ella, devolviéndole la mirada, y no hacia el exterior del escaparate.
A diferencia de ella, no se había cortado un pelo y se había puesto unos brillantes zapatos negros azabache con tacón de aguja de al menos diez centímetros. Llevaba unos santoles verde oscuro de pitillo tan ajustados que parecían estar directamente sobre la piel, y la parte superior de éstos desaparecía bajo una larga camiseta de manga corta con letras negras de molde en la parte delantera. Su pelo era negro, largo y ondulado, con el flequillo recogido en un extremo y tapado en gran parte con un sombrero de hongo de tela azul con un lacito de terciopelo. El aspecto descarado que ofrecía en conjunto quedaba reforzado por la expresión de su rostro, visiblemente disgustada.
El miedo inicial que había sentido en un principio se fue transformando poco a poco en indignación. ¿Quién se había creído que era la maleducada esa como para hablarle así? Y tampoco es que fuera la más indicada para hacerlo. ¿A quién se le ocurría combinar tacones altos con pantalones de pitillo? Los tacones altos se llevaban con un vestido o una minifalda, por el amor de Dios. Era de cajón.
Así pues, puso los brazos en jarras, echando la cadera hacia un lado, y bajó la cabeza para fulminar a su rival con la mirada.
-¿Qué has dicho? –preguntó amenazante.
-Que tienes un gusto horrible –replicó la otra sin inmutarse.
- ¿Sabes? Si sigues tocándome la moral acabarás con los dos tacones atravesados en la laringe. Te recomiendo que te calles.
-Llevo toda la noche viendo cómo te pruebas el inventario de esta tienda entero –insistió su oponente sin perder la calma-. Y no le has echado un solo vistazo a la sección de bolsos, cuando todo el mundo sabe que esta semana traían la colección de verano. ¿Cómo quieres que me calle? –añadió, y señaló un punto por detrás de ella.
La otra se giró y contempló boquiabierta un estante lleno a rebosar de bolsos de todas las clases y tamaños (en su mayoría extragrandes) bajo un rótulo que rezaba: “¡Nueva temporada!”
-¡¡Bolsos nuevos!! –chilló emocionada, y corrió rápidamente hacia la estantería como una mosca atraída por la luz. Empezó a saltar, impaciente, hasta que por fin logró atrapar uno del asa, lo atrajo hacia sí con ansiedad y empezó a examinarlo con aire entre profesional y crítico. De pronto, alzó la vista de golpe y vio que la otra chica todavía continuaba observándola.
-¿Qué haces tú aquí? –espetó con el ceño fruncido.
-Nada que no hayas venido a hacer tú –le contestó tranquilamente.
-¡Yo no he venido a robar nada! –exclamó a la defensiva. La otra soltó una risita.
-No, ni yo tampoco…Llevo tanto tiempo aquí que ni siquiera se me pasa por la cabeza –añadió con un deje de resignación, mirando al techo. Iba a preguntarle a qué se refería, pero decidió empezar por algo más básico.
-¿Cómo te llamas?
-Arisu. Soy de importación inglesa.
-Ah… Yo soy Yuki –dijo, y devolvió el bolso al estante, pensando para sus adentros: “¡Qué manera más rara de hablar tiene ésta!”
-Japonesa natural, ¿no?
-Sí… Oye, ¿tú vienes mucho por aquí?
-Estoy siempre. ¿Por?
-Es que no recuerdo haberte visto nunca.
-Será porque varío de look muy a menudo. Bueno, al fin y al cabo, es mi función.
-Ah…
Permanecieron unos segundos en silencio. Yuki se dio cuenta de que la atmósfera de mal rollo se había desvanecido y miró de nuevo a Arisu.
-Oye, ¿por qué no bajas aquí y nos vemos la tienda juntas?
Arisu dio un respingo y abrió mucho los ojos.
-¿Bajar? ¿Moverme?
-¡Sí! Dos fashion victims ven más que una –bromeó Yuki. Arisu parpadeó y sonrió ampliamente.
-Bueno… ¡Vale! –aceptó al final; hizo ademán de levantarse, pero no lo consiguió y soltó un resoplido de frustración-: ¡Maldita sea! ¿Me ayudas a incorporarme? Hace años que no me engrasan las articulaciones y me cuesta mucho moverlas.
Yuki la miró extrañada.
-¿Cómo que no te…? –empezó a preguntar.
Y lo entendió todo de golpe.
Miró a Arisu con más detenimiento, y se fijó en sus pálidas extremidades de madera, ensambladas entre sí por unos discretos muelles; en el brillo artificial de su pelo, que no eran más que hebras sintéticas teñidas de negro; en sus cejas pintadas, y en sus ojos tallados directamente sobre la cara, que no habían parpadeado ni una vez en el transcurso de su conversación.
Arisu no había fingido ser un maniquí. Era un maniquí.
Yuki pegó un salto hacia atrás, tratando de alejarse lo más posible de ella, y empezó a gritar. La muñeca la miró atónita, y se encogió asustada. Pero Yuki no se percató de esto. Continuó chillando y retrocediendo, hasta que chocó con algo. El mostrador. Sacó a toda prisa las llaves de repuesto del oso de peluche, logró localizar la puerta y se dirigió trastabillando hacia ella. Forcejeó hasta que logró abrirla con un chasquido, y luego se atrevió a mirar a Arisu una última vez.
-¡¡Perdóname!! –exclamó-. ¡¡Pero no estoy preparada para hablar con objetos inanimados!!
Dicho esto, salió de la tienda y se fue corriendo por la calle, agitando los brazos como una posesa y gritando incoherencias a pleno pulmón.