Le repiquetea en los oídos como cien martillos estroboscópicos, le hace moverse como si toda su energía se le hubiera concentrado en las caderas y los hombros, le hace decir cosas que ni siquiera sabe lo que significan, la envuelve en mil sonidos y le da seguridad.
También le hace imaginarse cosas para ella, esa melodía que parece no ir a cesar nunca, pero sus ideas sobre las diversas historias que podrían significar sus sonidos se le revuelven en la mente y se agitan al ritmo del frenesí que emana desde su reproductor de música hasta sus oídos.
A otra gente la canción podría resultarle insoportable, y ella lo entiende. Por eso la aísla en su interior con sus auriculares de música blancos, y deja que se agite y siga viviendo en su interior moviéndose a su energético compás.
Cuando llega el canon final, alza más la voz y se imagina que es ella la que se ha inventado esa música que debe de haber compartido tanta gente, que debe de haber alegrado el día a tantas personas, que le gusta tanto a ella.
Enmudece junto a la fuente de felicidad cuando ésta cesa.
Enmudece junto a la fuente de felicidad cuando ésta cesa.
Y espera a que, en su lista de reproducción, empiece la siguiente.
Imagen superior tomada de un fotograma del videoclip de las Girls' Generation "Snowy Wish".
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