Está lloviendo dentro de mis ojos.
No espero que lo comprendas, no hay posibilidad alguna de que los tuyos lo hagan nunca.
A veces te miro y veo que están inundados de lágrimas que se deslizan por tu rostro y que, o bien dejas caer a la tierra, o bien te secas con la manga de tu traje de seda.
Pero lo mío es distinto.
Esta tristeza no puede salir. Está dentro de mí, atormentándome desde tiempos inmemoriales, y se niega a abandonarme.
No sé si hay algún remedio para esto. Es cierto que, cuando me envuelves con tus brazos, siento que la opresión en mi pecho se desvanece, y cuando te devuelvo el contacto, la lluvia amaina y en mi interior sólo habita la paz.
Y, en cuanto te vas, vuelve con fuerzas redobladas y sólo puedo encogerme y soportarlo en silencio.
En esas largas temporadas que pasas fuera, el cielo se nubla y lanza resplandores que amenazan con descargar lluvia.
¿Tendrán pesar también las nubes, pues? Me siento bajo ese árbol y bajo la protección de sus ramas milenarias observo las gotas de lluvia fundirse con la tierra en silencio. ¿Es un lloro lo que veo entonces? A veces es tan fuerte que sisea, y no sé si interpretarlo como un sonido rabioso o uno triste. De todos modos, me da la sensación de que me acompaña, y me serena.
Algún día subiré a las nubes y haré que me cuenten su secreto para liberarse, cómo no se guardan las penas dentro. Sé que yo solo no puedo averiguarlo.
Tú también me ayudarás, ¿verdad?
Escrito y dibujo realizados el 8 de abril de 2012, con música de Hetalia. Podría decirse que esto está narrado por Japón y la persona a la que se dirige es China...