Ese sentimiento.
A veces me hincha el pecho como si estuviera tomando aire, pero la sensación es mucho más agradable, como si algo chispease en mi interior. Si fuera una sustancia o un fluido, en base a mi imaginación sería dorado o cobrizo brillante, como una mezcla de polen y miel. Y su textura sería similar a la de los destellos de polvo que aparecen al ver la luz a través de una ventana.
No viene cuando yo se lo pido, ni tan siquiera cuando lo necesito. Simplemente, aflora de pronto, y me recorre traviesamente, como diciendo: "Estás contenta, ¿verdad?". Del mismo modo que un gatito se acurruca en tus rodillas y deja escapar un suave maullido.
Al menos sé lo que lo causa. Todas las cosas que me gustan y motivan a estar viva se arremolinan en mi cerebro, y bajan al resto del cuerpo. Una vez hecho el descenso, se esparcen por él como un líquido vertiéndose dentro de un recipiente. Es fantástico.
Ya he dicho que me lo imagino como polen mezclado con miel. ¿Cómo serían el resto de sentimientos, entonces? La ternura serían pastillas de malvavisco y fresa con forma de corazón disueltas en caramelo. La risa sería más bien como una campana repiqueteando sujeta a la úvula. El odio, un potaje espeso, de tonos verdes y negruzcos, supurando espuma gris y dejando escapar vapores desagradables. La tristeza, un líquido azul semejante a un jarabe, servido en una copa de helado transparente y alta, que se bebe con facilidad pero incómodamente y que llora en tu vientre como llueve en una ciudad denigrada donde nadie tiene paraguas. Y la tranquilidad, una espuma de crema y nata con trazas de frambuesa y pomelo, que invita a meter el dedo en ella y a soltar un "hummm" complacido después de chupártelo.
Todas estas ideas se han formado en mi mente gracias a cosas que me hicieron feliz mientras era partícipe suya. Cosas que, de un modo u otro, me dieron algo impagable y ahora son parte de mí. Me siento muy afortunada por haberlas encontrado y haber disfrutado de ellas. Así pues, ¿Puede ser esto gratitud, tal vez?
Sí,en parte sí. Pero también hay algo más.
Ese algo más es lo que nos pasamos toda la vida buscando. Sin embargo, no creo que sea cuestión de localizarlo e intentar alargarlo el máximo tiempo posible, sino de abrazarlo cuando pasa y que cuando se vaya nos quedemos pacientemente esperando a que regrese.
A veces, también me aletea en el pecho. Aunque considero que sería injusto compararlo con una mariposa, que sólo vive unas horas. Sé que esto estará oculto y viviendo dentro de mí siempre.